Plaza puente en Ripoll, Pirineo catalán

Situados al borde del río Ter, flanqueados por dos medianeras y sus respectivos patios de luces, los arquitectos catalanes disponen un centro cultural soterrado en el lugar que ocupase un antiguo teatro. Con este gesto, regalan a la ciudad una plaza cubierta que arroja una pasarela mirador a la otra orilla del curso fluvial, una estrategia que crea ciudad, que la mejora, haciendo completamente viable la convivencia de contemporaneidad y tradición.


Como vemos en los planos, la plaza dura, en sombra gracias a un gran pórtico de acerco y a la espera de que la vegetación crezca en un futuro y complete la actuación, supone un espacio público capaz de acoger innumerables actividades culturales, ya sea en superficie, o en sus escondidas instalaciones y salas dispuestas en las plantas sótano. Un volumen que mantiene la continuidad y alineación de las fachadas de la orilla este del río Ter, pero al tiempo la permeabiliza, favoreciendo la mejor comunicación visual y de circulación.

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